martes, 11 de diciembre de 2012

LA CENICIENTA


Esta semana os traigo una película de dibujos animados de 1950, típica princesa Disney: La Cenicienta. Es necesario tener en cuenta la época de la película para entender el contexto desde el que proyectan los valores fundamentales del film: la mujer como ama de casa. Resulta muy difícil no darse cuenta de que Cenicienta está toda la película limpiando, fregando, planchando, cosiendo... es decir, realizando todo tipo de tareas del hogar. Por supuesto no queda ahí la cosa.

Empezamos la serie de estereotipos diciendo que la chica, Cenicienta, es guapa (rubia, ojos azules, labios carnosos, figura perfecta...) y buena, alegre y dócil, limpia sin quejarse y es feliz. Por el contrario, sus hermanastras, feas y malvadas, no hacen nada, ni siquiera cantan ni tocan la flauta bien. También encontramos este antagonismo en el hada madrina, una mujer adorable y rechoncha; y la madrastra, fría, cruel y con las facciones muy marcadas. Como en todo, podemos encontrar esta dicotomía entre el bien y el mal a lo largo de toda la película, no sólo en dibujos animados, sino en la televisión en general. El gato con el perro y el gato con los ratones son otra muestra de personajes malos y buenos que se enfrentan entre sí.

Por otro lado y en relación a los hombres de la película, podemos encontrar cómo, aunque aparecen mucho menos, son quienes poseen el poder. Las mujeres o limpian o permanecen ociosas. El príncipe es, por supuesto, un caballero de muy buen ver con una sonrisa perfecta. El desencadenante de la película es que el rey quiere nietos y, para eso, necesita encontrar una doncella que se case con su hijo y se los proporcione. Se pone a las mujeres como unas mantenidas, ya que ninguna de ellas, a pesar de estar mal económicamente, se propone trabajar. Además, queda de relieve la importancia del aspecto externo para las mujeres, maquillándose y hablando de harapos/vestidos bonitos, joyas...

Al empezar la película se aclara que el padre le busca una madrastra a Cenicienta ya que él no puede atender sus necesidades. Otro ejemplo claro de la mujer como soporte de la familia. La función reproductora de la mujer se refleja con claridad en el baile donde las mujeres son expuestas como objetos, sin importar de donde vengan, ni cómo sean, tal y como dice el rey. Me ha llamado la atención especialmente un momento de la película en el que los animales iban a coser un vestido para Cenicienta. Las ratonas con mucha claridad han mandado a los ratones a traer las herramientas ¡ellos no cosen!: “eso es cosa de mujeres”.

Cenicienta se somete al poder de la madrastra y de sus hermanastras, aceptando todo lo que le mandan, aun siendo esta jerarquía absurda ya que ella debería ser la legítima dueña de su casa. Hasta los animales, ratones y pájaros se dan cuenta de que se aprovechan de ella. De hecho, Cenicienta vive soñando con hacer sus sueños realidad, encontrar el amor... Tiene fe, pero no hace nada por conseguirlo, sólo esperar. Cuando llega el momento de reunirse con el príncipe, todo el entorno es idílico: un palacio de tamaño desmesurado, un paisaje encantador, la música y la pareja perfecta... Todo un ideal de romanticismo. Un momento... ¿romanticismo? ¡Si no saben ni sus nombres! Bueno, ya se conocerán, tienen toda la vida por delante: “y vivieron felices para ¿siempre?”.


3 comentarios:

  1. Muy buena crítica!! Cada semana consigues que vea la base de mi infancia, más oscura jajaja

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  2. me ayudo a hacer mi tarea

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